Las rivalidades entre consolas y PC pertenecen al pasado. El PC se ha vuelto a erigir como el rey indiscutible debido a dos factores fundamentales: versatilidad y potencia bruta. Máxime en un tiempo donde las consolas han desvirtuado su esencia en pos de un paradigma más enfocado en copiar la experiencia del usuario de PC que en apostar por un producto diferenciador. Comprar un Ordenador Gaming puede resultar una tarea complicada si no tenemos unos conocimientos mínimos de hardware.
La principal barrera de acceso que encuentran algunos jugadores cuando deciden dar el paso a PC es la inmensa cantidad de opciones y configuraciones presentes en el mercado, así como el nutrido catálogo de componentes. Esta guía pretende ser instructiva y accesible, con el fin de que puedas decantarte por la opción que mejor se ajuste a tus necesidades como jugador.
Análisis de PC Gamer con buena relación calidad-precio
El mercado de componentes de PC tiene una altísima rotación de productos, y está sujeto, como en el caso de las tarjetas gráficas, a una elevada volatilidad, debido entre otras cosas la crisis de los semiconductores y la alta demanda propiciada por los mineros de criptomonedas. Esta tormenta perfecta hace que sea complicado, pero no imposible, encontrar la mejor relación calidad-precio.
Marcas de Ordenadores Gaming.
Aquí tienes las principales marcas de fabricantes gaming para hacerte una mejor idea de quienes son los principales actores del sector:
¿Cuál es la diferencia entre un PC y un Ordenador Gaming?
- Diseño. Algo que suelen valorar bastante los jugadores de PC es el diseño de su setup. A menudo la torre de un ordenador gaming presentan unas mejores calidades de construcción, así como un aspecto más desenfadado y colorido. También suelen tener una distribución de los componentes más armoniosa, con el fin de que puedan ser observados a través un metacrilato en alguno de los lados de la caja.
- Potencia gráfica. Una GPU potente suele ser el elemento diferenciador principal de un PC gamer con respecto a uno orientado al público general. La mayoría de títulos hace un uso intensivo de la GPU, delegando en ella buena parte de la ejecución de los juegos.
- CPU. El procesador es el cerebro, el directo de orquesta de nuestro ordenador gaming, redirigiendo el dibujado de los fotogramas a la GPU. Es por esto que no debemos descuidar este aspecto, para evitar los temidos cuellos de botella.
- RAM. La memoria RAM es otro componente a tener en cuenta, dado que los videojuegos actuales demandan cada vez más y más RAM. Las memorias pensadas para videojuegos deben tener una alta capacidad, una alta frecuencia y una baja latencia. El estándar DDR4 ha sido recientemente sustituido por las DDR5, que promete dar un salto cuantitativo y cualitativo con respecto a su antecesora.
- SSD. El almacenamiento NAND Flash ha barrido casi por completo a los obsoletos HDDs. Resulta fundamental ya para cualquiera tarea, y los videojuegos no iban a ser menos. Los tiempos de carga se acortan enormemente. Todos los datos que no sean precargados en RAM deberán ser accesibles desde el disco duro, y por tanto influirá sustancialmente en el rendimiento.
- Refrigeración. El hecho de incluir en una configuración componentes de gran rendimiento hace necesario un sistema de refrigeración a la altura. De una buena refrigeración se depende un mejor rendimiento y una mayor vida útil de los componentes. Es por eso que el sistema de refrigeración, ya sea de aire o por líquido, suele estar muy bien pensado en los equipos gamer.
¿Por qué un Ordenador Gaming y no un Portátil Gaming?
Los portátiles también han penetrado en el mercado gaming y los fabricantes han desplegado inmensos catálogos con opciones que a priori pueden parecer interesantes. La realidad es otra.
Si nuestro único objetivo es jugar y no tenemos en absoluto necesidades de portabilidad, adquirir un portátil gaming no tiene ningún sentido. A iguales prestaciones un ordenador de sobremesa es considerablemente más barato. Además, la vida útil y las opciones de ampliación en un ordenador de sobremesa son muy superiores a la de cualquier equipo portátil.
Precio.
La relación calidad-precio de los equipos gaming de sobremesa no tiene paragón con respecto a los equipos portátiles. Podemos establecer diferencias entre rendimiento-precio superiores al 200%. Esto significa, que a menudo, por cada 1 € que invirtamos en un equipo de sobremesa para jugar, en comparación, deberemos invertir como poco 3 € en un equipo portátil de similares características para obtener un rendimiento parejo. Es decir, el precio puede llegar a multiplicarse x3 fácilmente.
Desde 500 € podremos adquirir equipos gaming de sobremesa muy solventes para jugar en configuraciones gráficas medias, sin embargo, para obtener el mismo rendimiento en un portátil, tendremos que llegar al menos a los 1.400 €.
Según vamos escalando en precios y prestaciones los equipos de sobremesa dejan muy atrás a los equipos portátiles, y cuando hablamos de configuraciones que sobrepasan los 1500 €, los equipos portátiles no tienen nada que hacer frente a un sobremesa.
Ampliaciones del PC Gamer.
Otro de los aspectos relevantes tienen que ver con la posibilidad de ampliar nuestro setup. Los equipos de sobremesa bridan una enorme polivalencia a la hora de realizar y ampliar configuraciones. Sus placas base disponen de una buena accesibilidad, diversas conexiones y facilidad parta instalar componentes. A lo largo de toda su vida útil podremos ir sustituyendo aquellos componentes que se hayan quedado obsoletos, sin necesidad de realizar un gran desembolso económico.
Componentes.
Los equipos gamer tienen una alta demanda energética. Esto hace que los equipos portátiles incluyan componentes específicamente diseñados para ser ensamblados en estos mismos equipos. Todos los componentes están muy agolpados, y los sistemas de refrigeración, en un espacio tan pequeño, no pueden ser todo lo eficientes que debería. Este mismo problema no se presenta en los equipos de sobremesa.
Además, estas gamas que, por ejemplo, en procesadores se identifican con la letra U, que indica bajo consumo, son a todas luces muchos menos potentes que sus homólogos de sobremesa. Para poder incluir un procesador de bajo consumo hay que bajar las frecuencias de trabajo, y por tanto el rendimiento se ve seriamente afectado.
Conectividad.
A menor tamaño conectividad más limitada. Son muchos los usuarios que requieren de un nutrido grupo de puertos USB, HDMI, conexiones de audio etc. Las placas base de los equipos de sobremesa nos ofrecen una conectividad infinitamente más amplia.
Experiencia.
La experiencia de juego es algo que, en conjunción con el resto de puntos, o como consecuencia de estos, marca la diferencia. Los equipos de sobremesa proporcionan una mayor fluidez, calidad gráfica, usabilidad e inmersión, en contraposición a los equipos portátiles. Esto se traduce en una mayor satisfacción en el juego.
Refrigeración.
Puede parecer una cuestión baladí, pero nada más lejos de la realidad. Una buena refrigeración es nuestro mejor aliado a la hora de obtener un buen rendimiento. Es frecuente que los equipos portátiles trabajen en temperaturas críticas, que oscilan perfectamente en CPU y GPU entre los 80º y 100º, algo que interfiere con el rendimiento y que merma significativamente la vida útil de los componentes.
En un equipo de sobremesa, sin llegar a una refrigeración sobresaliente, podemos obtener lecturas en juego que oscilen entre los 50º y 80º, dependiendo de la exigencia del juego, nuestro equipo y su refrigeración.
Ampliaciones para mantenerlo actualizado sin comprar un nuevo PC.
Podemos concluir que la mayor ventaja que nos proporciona el PC de sobremesa frente a otras opciones es que es un ecosistema totalmente abierto. Las posibilidades son miles, y aún partiendo de configuraciones ya definidas, siempre podremos actualizar y mejorar nuestro equipo. Lo importante es partir de una placa base con opciones de ampliación, es decir, con slots libres, sobre todo si hablamos de componentes reutilizables, como pueden ser los discos duros o la memoria RAM. ¡Incluso podremos trabajar con dos GPUs en paralelo!
Basta con acceder al interior y reemplazar o añadir el componente que deseemos. Los SO reconocen automáticamente los cambios y a menudo no se requiere de configuraciones adicionales. Es importante también fijarnos en la potencia de nuestra fuente de alimentación, y que esta pueda abastecer con holgura a los componentes instalados.
¿Mac para Gaming? ¿Sí o no?
Es una pregunta que se hacen muchos usuarios. La respuesta es que no. Los MacBook y iMac son equipos enfocados a un ámbito puramente profesional; a las artes, música, vídeo y al diseño. Sus ecosistemas no son muy amigables con los videojuegos, y la mayoría de ellos ni siquiera son compatibles con su sistema operativo. Definitivamente, si estás pensando en comprar un equipo para jugar, Mac no es la mejor opción como ordenador gaming.
Otras Webs de Interés.
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